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Home›Opinión›Especial 14 de febrero: Valparaíso de mi amor

Especial 14 de febrero: Valparaíso de mi amor

By Francisca Silva
febrero 14, 2019
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Por estas fechas cada vitrina se está llenando de corazones, banderines melosos y peluches que dicen “i love you”. Sin duda se está dejando sentir esa efeméride comercialmente mal entendida. Pero, en lugar de quejarme por cómo se comercializa en torno al amor romántico (y por tanto, sus muchas razones para desmembrar dicha idea) quisiera aprovechar la ocasión para hablar de un amor un poco más complejo, atrapante y único, Puerto querido, ésta misiva es para ti.

Valparaíso de mi amor, cuánto se ha cantado sobre ti y cómo en incontables metáforas los artistas de distintas décadas, han intentado plasmar esa atmósfera atrapante y adictiva que tienes. Basta con caminar por la cinturita de tus cerros para detenerse en un par de suspiros, no por tu impecable configuración urbana sino por el caos que estalló en cada cerro, transformando los caminos en serpenteantes iluminaciones que adornan el cúmulo de casas que allí proliferaron. Es que es imposible no maravillarse con la idea de que ese óxido en las latas de tus casonas, cuenta más historias y tiene más riqueza, que el perfecto desfile colorido de los cerros más pudientes y turísticos; cómo no hablar del trazo caótico de todo el cableado de la luminaria pública y esa mirada contemplativa de cada viejo porteño cuando se asoma por el ventanal de su casa centenaria.

 

Si pareciera que uno camina tranquilo por tus callecitas, esas que son maniobradas con destreza por los choferes de las micros coloridas, el bocinazo que te avisa si seguir o no, esas vistas incomprensibles de la configuración de las poblaciones en la parte más alta, la ligereza con la que se ríen las porteñas choras que se saben embellecidas por la caminata diaria cerro arriba. Oye, pero ¡cuánto más podría escribirte! sin embargo, conozco tus más oscuros deseos, necesitas de un amor profundo y dedicado, no eres mucho de tratar con modas nuevas, tu esencia está impregnada en tus calles y cada vez que la novedad toca tus suelos, tienes una manera vengativa de sacarla del camino. Es que siento que lo que buscas de nosotros, tus amantes, es una lealtad ciega y con compromiso hasta la muerte. Cómo no caer ante tanta callecita propicia para robarse besos, cómo no caer ante el olor a tabaco y borgoña, cómo no mover los pies cuando se fugan las melodías de los boleros en los bares de mediodía, cómo no caminar con los ojos puestos en el sube y baja de tus ascensores, cómo no enamorarse de la garra de tus habitantes y su agridulce resistencia. Es que te conozco de toda la vida y aún aquí me tienes Valparaíso, admirandote incluso con tus crueles decisiones, incluso conformandome con ser una de tus últimas prioridades, me declaro fiel Porteña que te quiere aunque duelas Valparaíso, aunque de todos los amantes seas el más frívolo y el más encantador, aunque no me pueda resistir a tus encantos y al mismo tiempo, te editaría por completo. Valparaíso, en ti se encuentran sincronías desastrosas, almas correspondidas y espíritus rebeldes que se atraen como imanes, pero incluso aquí a tus porteños se les rompe el corazón, sobre todo cuando parten y sienten la nostalgia de un lugar como tú, embriagador terruño que no te pide nada para disfrutarlo, pero te exige absoluta devoción.

 

En esta Joya perdida en una coordenada del océano pacífico, los forasteros pueden quedarse y perderse, perderse y encontrarse, estimularse y caer al vacío; encontrarse soñando a la altura de Montedónico y despertar con resaca en el Muelle Barón. Valparaíso, no tengo flores ni bombones ni un peluche hecho en China para ti, pero tienes toda mi mente, toda mi alma y mi absoluta disposición a ser parte de tu eterna resistencia.

Sobre la autora:
Francisca Silva

Fotógrafa, Licenciada en arte,
Enamorada de Valparaíso.

 

¿Quieres colaborar con nuestra página? Envíanos tus textos o fotografías a  jorgelatrille@gmail.com y muestra que estás orgulloso de ser porteño.

 

 

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