Tragedia de Año Nuevo: La terrible noche en la Barraca Schulze
Valparaíso, 1 de enero de 1953
Imagina arrancar el año con fiesta, fuegos artificiales y buena onda, pero en Valparaíso, el 1953 empezó de la peor manera. El incendio de la barraca Schulze nos dejó una marca imborrable, una noche que recordaremos con tristeza.
Todo comenzó con la primera celebración de Año Nuevo en la bahía de Valparaíso, gracias al esfuerzo del dentista Ernesto Dighero. La ciudad estaba alegre, y, además, se estrenaban los trolebuses como el nuevo transporte público.
Pero la alegría se apagó cuando, a eso de las 2 de la mañana, sonó la alarma de incendio en la barraca Schulze, en avenida Brasil con calle Freire. Una bengala lanzada al azar causó el desastre, y las compañías de bomberos se lanzaron a la acción.
Trabajaron duro, y después de casi una hora, pensaron que tenían controlado el incendio. Pero aquí viene la parte más trágica: nadie sabía que, en la parte de atrás de la manzana, en calle Blanco 2064, guardaban toneladas de dinamita, pólvora y otros explosivos, sin permisos ni conocimiento de las autoridades.
A las 3:04 de la mañana, ¡BUM! Una explosión enorme estremeció Valparaíso. La columna de fuego alcanzó alturas inimaginables, rompiendo ventanas y destruyendo edificios a cinco cuadras a la redonda. Un montón de bomberos quedaron atrapados y otros tantos resultaron heridos por el estallido.
El resultado fue desgarrador: 36 bomberos, un carabinero y 13 civiles que solo querían ver el incendio perdieron la vida. Además, 350 personas quedaron heridas, marcando esta como la peor tragedia bomberil del país.
El presidente Carlos Ibañez del Campo y el alcalde de Viña del Mar, WIadimir Hüber, llegaron para ver la devastación. Los funerales fueron conmovedores, con duelo nacional de tres días decretado por el gobierno.
Hoy, recordamos a esos héroes. Las compañías octava y décima de bomberos honran a los caídos con placas en sus cuarteles. En el lugar del desastre, ahora la Escuela de Ingeniería Bioquímica de la PUCV, hay una placa recordatoria. Y si caminas por el Segundo Sector de Playa Ancha, encontrarás calles y pasajes que llevan los nombres de los valientes bomberos que dieron todo en aquella madrugada. Una noche que, aunque dolorosa, nunca olvidaremos.