La huelga porteña que pasó a la Historia

La huelga portuaria de 1903 en Valparaíso se destaca como un símbolo de la lucha obrera. Aunque comúnmente referida como la huelga de 1905, su impacto y las consecuencias se sintieron mucho más allá de su inicio.
El 15 de abril de 1903, los trabajadores de la Compañía Inglesa de Vapores iniciaron una huelga que pronto se convertiría en un movimiento masivo. Sus demandas eran claras: reducción de las horas de trabajo y un aumento de sueldos. La gerencia, sin embargo, rechazó estas peticiones, desencadenando una escalada en el conflicto.
La situación se intensificó cuando otros gremios portuarios y marítimos se unieron a la causa. Las compañías, en un intento por mantener sus operaciones, contrataron nuevos trabajadores, lo que solo añadió leña al fuego. El 12 de mayo, una huelga masiva paralizó las actividades del puerto, con miles de personas concentrándose en la zona portuaria.

La represión policial no se hizo esperar. La violencia estalló, resultando en la primera muerte de un trabajador en medio del conflicto, en la Plaza Echaurren, además de cientos de heridos. Los huelguistas respondieron con igual furia, quemando el edificio de la Compañía Sudamericana de Vapores y atacando el edificio del periódico El Mercurio de Valparaíso, conocido por su postura crítica hacia el movimiento obrero.
Este conflicto no solo dejó una huella en la memoria colectiva de la ciudad sino que también inspiró la creación de publicaciones obreras como El Matasiete y El Vaporino, que defendían los derechos de los trabajadores y denunciaban la violencia sufrida.
La huelga de 1903 es recordada como uno de los primeros y más violentos conflictos laborales en Chile, un precedente en la lucha por los derechos de los trabajadores que resonaría en los años venideros.

En la memoria colectiva de Valparaíso, la huelga de 1903 sigue viva. Es un llamado a no olvidar que cada paso hacia adelante en la historia de la humanidad ha sido el resultado de la perseverancia y la lucha de aquellos que se atrevieron a soñar con un mundo más justo. Valparaíso, entonces y ahora, es un faro de esperanza que ilumina el camino hacia ese sueño.
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